jueves, 5 de mayo de 2011

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Ganas de salir a gritar como una niña. Mil ganas de hacer cosas sin saber lo que resultarán. Proyectos en mi mente sin desarrollar.

Quiero gritarle al mundo que puedo hacerlo, que soy yo misma, que nada me va a parar, que todo funcionará bien, que las cosas van a salir tal y como quiero. Aunque realmente no sepa cómo hacerlo.

Echo de menos a gente como Estefanía. Con ella en clase todo parecía un juego. Ahora que ya no es así ir a clase se ha convertido en algo mucho más gris. El césped ya no tiene el mismo color. Terminar supone cumplir su sueño, pero sin ella. La familia, a veces, es un gran impedimento para estudiar.






Hay cosas que no hace falta que las digas, se saben, aunque tú no te des cuenta. A ti te hace falta que te lo digan, que hablen claro, pero tú no hace falta que hables. Encrucijada. No saber dónde ir por no saber lo que te espera. Confusión. Ilusión. Ganas de seguir adelante. Tómalo con calma, si es que puedes. Haz como si no estuviese, como si no existiese, y deja hacer al mundo su labor. Pero a veces no es tan fácil lograrlo.

Quiero gritarle al mundo lo que pasa por mi mente, aunque se asuste. Quiero saber todo lo que piensa. Entender cada silencio, cada palabra, cada gesto. Pero no puedo. O al menos eso parece.





Cuando no sepas donde ir, siéntate y espera, espera a que el corazón te hable, y cuando lo haga, levántate y ve DONDE EL CORAZÓN TE LLEVE.





- Geo


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